Nadie hubiera pensado que un inmenso lago rodeado de frondosa vegetación, donde crecía una gran variedad de especies y prosperaba la reproducción de cualquier cantidad de animales, hoy es un desierto con muy pocas lluvias, fuertes vientos y altas temperaturas. Por suerte, no todo ha desaparecido; las huellas de un antepasado se descubren paso a paso. Vestigios de vida vegetal y animal afloran desde el suelo y nos permiten conocer y estudiar el origen de la vida en este planeta.
El guía nos explicó que Ischigualasto en voz quechua significa “sitio donde se posa la luna” y de ahí deviene el nombre del valle, como se lo conoce.
Al recorrer el lugar vimos cómo la combinación de la erosión del agua y el viento talla día a día diversas siluetas, en que el hombre busca significados comparándolas con aquellas cosas que conoce.